Las órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump durante su primer día como Presidente de los EEUU inician un revolucionaria transformación global que impone desafíos categóricos a todo el mundo y especialmente a Iberoamérica. La señal para las 600 millones de personas que hablan la lengua castellana es clara: nos desarrollamos como países que compartimos un Destino común o estaremos condenados a la servidumbre, la pobreza y la desintegración.